Cuando se tiene un perro, independientemente de su raza, el aseo canino tiene una importancia fundamental, ya que es sinónimo de buena salud e higiene. Si no acicalas a tu perro, se debilitará, olerá mal y se infectará más fácilmente de parásitos. El aseo no sólo consiste en mantener la salud y el bienestar de tu perro, sino también en crear y desarrollar un vínculo entre tu y tu fiel compañero. Por otro lado, aunque este ritual es fundamental, puede ser peligroso si no se sabe cómo hacerlo y adoptar los gestos adecuados. A continuación te explicamos cómo lavar correctamente a tu perro.
¿Por qué lavar a un perro?
Un perro necesita ser lavado y el aseo no es un asunto trivial. La higiene y la limpieza son la clave de su bienestar, contribuyen a su desarrollo personal y afectan a su moral. Lavar a tu perro es sobre todo una oportunidad para examinar su cuerpo en profundidad. También es una oportunidad para comprobar si hay infecciones y/o lesiones. Del mismo modo, el acicalamiento permite mantener el pelaje del animal. El pelaje es un reflejo de la salud del animal y sirve de escudo contra el frío, la humedad y a veces la vegetación.
Lavar al perro significa eliminar los contaminantes, los productos químicos y otros tipos de suciedad que pueden parasitar el pelaje y hacer que la piel del animal sea más sensible. Si te tomas el tiempo necesario para lavar a tu perro correctamente, también puedes asegurarte de que su «aspecto» sea siempre impecable. Esto afecta a la forma en que percibimos a nuestro querido compañero.
El aseo también es muy importante en la educación de un perro. Si acostumbra a su perro al aseo desde pequeño, se volverá tan dócil como obediente. Al dejarse llevar y aceptar el manejo, incluyendo el baño, la contención, el secado, etc., muestra a su amo que acepta la autoridad de su amo en la práctica. Y que confía en todos aquellos que podrían llevar a cabo su aseo.
¿Con qué frecuencia hay que lavar a un perro?
En realidad, los animales se acicalan de forma natural. Sin embargo, en algunos casos necesitan un champú y una buena ducha con agua limpia. Ya sea para eliminar la suciedad y los parásitos, o para eliminar el pelo y la piel muertos, o para eliminar los malos olores. Sin embargo, los lavados no deben ser demasiado regulares, ya que pueden provocar irritaciones o picores, eliminar la capa de sebo que protege la piel del perro y reducir los aceites naturales que dan fuerza y brillo al pelaje. Además, el lavado frecuente no es muy agradable para los perros. Lo mejor es lavar a tu perro en cuanto lo consideres necesario, por ejemplo:
- Cuando se ensucia y se rasca,
- después de bañarse en agua salada,
- cuando empieza a oler fuertemente,
- en caso de lesión,
- cuando tiene calor, especialmente en verano,
- si ha hecho mucho ejercicio y necesita relajarse,
- si ha estado en contacto con sustancias peligrosas,
- cuando está mudando.
La frecuencia adecuada para bañar a un perro depende de su raza, sus hábitos, su estilo de vida y su salud. Mientras que algunos perros necesitan ser bañados una vez al mes, otros sólo necesitan ser bañados cada tres meses o incluso dos veces al año.
Acostumbrar al perro a la peluquería canina
El baño implica una manipulación cuidadosa. El aseo no es especialmente popular entre los perros. Incluso puede ser una tarea desalentadora si el perro no está acostumbrado. También es habitual que el animal se asuste sólo con la idea de entrar en contacto con el agua.
Por lo tanto, si te encuentras con un perro que no es muy aficionado al aseo, debes tomarte el tiempo necesario para acostumbrarlo al agua. Esto puede hacerse colocando al perro en un plato de ducha o en una bañera. A continuación, pasa un fino chorro de agua tibia sobre sus patas. Al mismo tiempo, es necesario tranquilizarlo al máximo hablándole, acariciándolo y dándole golosinas para premiar su valentía. Una vez que se haya acostumbrado al agua y se sienta más seguro, estará más dispuesto a bañarse cuando llegue el momento. Lo mismo ocurre con la máquina para cortarle el pelo: es conveniente hacerle escuchar regularmente el sonido que hace la herramienta. Esto le ayudará a tener menos pánico y a permanecer tranquilo durante el aseo.
Te aconsejamos que vayas paso a paso y que tengas mucha paciencia con tu perro para no traumatizarlo. Cuando estés en el baño, no dudes en dejar la puerta abierta y ser alegre, tu perro estará más tranquilo.
Consigue el equipo adecuado y el champú correcto
Para cuidar bien a tu perro durante el aseo, necesitarás las cosas siguientes:
- cepillo suave y cepillo más duro,
- champú adecuado,
- peine (opcional)
- paño (opcional),
- secador de pelo si el perro lo tolera,
- toalla de microfibra,
- maquinilla y/o tijeras si es necesario,
- cortauñas si es necesario,
- alfombra antideslizante.
En cuanto al champú, debe elegirse en función de la edad del perro, del color de su pelaje, de la longitud de su pelo, de la naturaleza de su piel, de sus necesidades (por ejemplo, para eliminar las pulgas) o, a veces, incluso de su raza con champús especiales. A la hora de elegir un producto de este tipo, hay que tener mucho cuidado. Como la piel de los perros es extremadamente sensible, un champú inadecuado puede provocar irritaciones, bacterias, infecciones y otras enfermedades de la piel. Obviamente, los champús para humanos no son adecuados para la piel de los perros.
Lavar al perro implica seguir ciertos pasos
Preparación antes del lavado
Antes del baño, hay que cepillar al perro en la dirección del pelo para eliminar la subcapa muerta y desenredar los nudos si el perro tiene el pelo largo. Durante esta etapa, no debes dudar en felicitar y halagar a tu fiel compañero cuando se deje hacer. Si te encuentras con nudos rebeldes, córtalos suavemente con unas tijeras. Si están demasiado cerca de la piel de su perro, utiliza una maquinilla.
Durante el lavado
Después del cepillado, asegúrate de que la temperatura del agua es óptima, ni demasiado caliente ni demasiado fría, recuerda que los perros son muy sensibles al agua caliente. A continuación, moja el cuerpo de tu perro, subiendo desde las patas hasta el lomo y luego suavemente sobre la nuca. Tiene que acostumbrarse a la temperatura del agua. Sobre todo, evita mojarle la cabeza, ya que el agua podría entrar en contacto con sus oídos y ojos, lo que podría provocar irritación o inflamación.
Ahora aplica el champú y masajea cada parte de su cuerpo, excepto la cabeza, con más fuerza para extender el producto. No dudes en frotar rápidamente para eliminar la suciedad. Tranquiliza a tu perro al mismo tiempo, no dudes en darle golosinas para que asocie este momento con algo positivo. A continuación, aclara a tu perro varias veces hasta que aparezca el color natural de su pelo.
Para la cabeza, utiliza un guante humedecido sin jabón y frótalo suavemente sobre el hocico, los ojos y el interior de las orejas.
Cuando hayas terminado de enjuagar, utiliza una toalla de microfibra para secar a tu perro. También puedes utilizar un secador de pelo si a tu perro no le importa. Asegúrate de que el aire está a temperatura ambiente (ni demasiado caliente ni demasiado frío). De nuevo, puedes acostumbrar a tu perro poco a poco para que disfrute del secador.
Tras el lavado
Ahora que tu perro está bien seco, cepíllalo de nuevo para desenredar su pelo. No dudes en poner una toalla grande en el suelo antes de soltar a tu perro, ya que puede rodar por el suelo para terminar de secarse.
Por último, recompensa a tu perro con una golosina para hacerle saber que se ha comportado correctamente durante el proceso de aseo.