Un ataque epiléptico o convulsivo está causado por una descarga eléctrica en una región del cerebro. En la mayoría de los casos, esta descarga puede extenderse por todo el cerebro. Estos ataques en los perros pueden ser especialmente confusos, tanto que no siempre sabemos cómo reaccionar. Para ayudarte a comprender mejor este problema, Hola Mascotas te presenta las causas, los tratamientos, los síntomas y la prevención de los ataques epilépticos en tu perro.
Epilepsia en perros: lo que hay que saber
Al igual que en los seres humanos, la epilepsia es una patología causada por la hiperactividad de las células nerviosas. Existen tres tipos de epilepsia en los perros:
- intracraneal, secundaria, sintomática o estructural,
- extracraneal, reactiva o encefalopatía reactiva,
- primaria, idiopática o esencial.
La epilepsia intracraneal es una anomalía estructural del cerebro que puede aparecer a cualquier edad en los perros. Esta forma de epilepsia puede estar causada por una malformación congénita, una lesión cerebral, un tumor, una inflamación del cerebro o un derrame cerebral. Un animal que sufre esta forma de epilepsia puede presentar otros síntomas como dificultades de locomoción y coordinación. La epilepsia extracraneal es una anomalía sanguínea que afecta al funcionamiento del cerebro. Esta forma también puede darse en perros de cualquier edad y puede estar causada por la presencia de un producto tóxico en la sangre, una insuficiencia hepática o renal o una hipoglucemia.
Por último, la epilepsia idiopática se debe a un mal funcionamiento del cerebro. Esta forma de epilepsia es difícil de identificar, aunque afecta a alrededor del 2% de la población canina. Se da en perros de entre seis meses y cinco años. Puede ser genética o hereditaria, y suele afectar sobre todo a determinadas razas de perros. Esta forma de epilepsia se conoce como epilepsia primaria o esencial, porque no tiene una causa identificada.
Los distintos tipos de ataques epilépticos en perros
Los ataques epilépticos en los perros pueden producirse con distinta frecuencia. Cuando el animal tiene una crisis en el espacio de 24 horas, se denomina crisis aislada. Si el perro tiene al menos dos crisis en 24 horas, se considera que tiene una frecuencia agrupada. En cambio, si el animal sufre una serie de crisis convulsivas continuas, en algunos casos sin recobrar el conocimiento, se denominan crisis continuas. Estas crisis son muy peligrosas y requieren un tratamiento de urgencia por parte de un veterinario. Las crisis epilépticas pueden adoptar dos formas: crisis generalizadas y crisis focales o parciales.
Crisis generalizadas
Están causadas por una actividad eléctrica anormal en el cerebro que se extiende por todo el cuerpo. Suelen desencadenarse por una epilepsia primaria. Los signos de estas formas de crisis pueden variar de un perro a otro y pueden ir seguidas de convulsiones. Existen dos formas de crisis generalizadas: las crisis de gran mal (crisis convulsivas generalizadas) y las crisis de pequeño mal (crisis generalizadas no convulsivas).
Muy frecuentes e impresionantes, las crisis de gran mal no son dolorosas. El perro cae de lado y pierde gradualmente el conocimiento. Le sigue una fase tónica en la que el perro se pone rígido, y una fase clónica en la que saliva profusamente, se agita y se agita con espasmos. Si esta última fase dura más de cinco minutos, es muy probable que el animal sufra graves secuelas. Por lo tanto, es vital llevar al animal al veterinario lo antes posible. Durante esta convulsión, el animal puede soltar chorros incontrolados de orina o heces. Las convulsiones provocan una pérdida repentina del tono muscular, lo que hace que el animal se caiga. Esto va acompañado de una ausencia de unos segundos, similar a un desmayo.
Crisis focales o parciales
Estas formas de crisis están causadas por el mal funcionamiento de un grupo de neuronas del cerebro. Dependiendo de la región del cerebro afectada, las crisis focales pueden manifestarse de varias maneras. Pueden afectar al comportamiento, la actividad motora y el sistema nervioso vegetativo del animal. Las crisis focales pueden dividirse en dos categorías: crisis simples y crisis complejas. Las crisis simples afectan sólo a un lado del cuerpo del animal. Durante estas crisis, el perro no pierde el conocimiento. Por el contrario, durante las crisis complejas, el animal puede perder ligeramente el conocimiento. Sus ojos están alterados y puede ladrar sin motivo o realizar movimientos incontrolados.
Síntomas de los ataques epilépticos en perros
Los síntomas de un ataque epiléptico pueden variar según el metabolismo de cada perro. La epilepsia es una enfermedad que se desarrolla con el tiempo. Por eso, aunque las primeras crisis pasen desapercibidas, su frecuencia puede aumentar con el paso de los años. Las crisis repetidas son peligrosas. En general, las convulsiones son ocasionales y se producen cuando estás con el perro. Es muy probable que el veterinario no las vea. Por lo tanto, debes observar atentamente a tu perro durante las crisis epilépticas para poder informar bien al veterinario. Hay tres fases en un ataque epiléptico:
- la fase que precede a la crisis epiléptica
- la fase convulsiva
- y la fase postconvulsiva.
Durante la fase previa al ataque, el perro pasea sin motivo, se lame los labios, orina, vomita y saliva. Muestra signos de preocupación y ansiedad. Esta fase inicial dura unas horas o días. Durante el ataque, el animal convulsiona, se cae, echa la cabeza hacia atrás y se pone rígido. En algunos casos, el animal puede vomitar, temblar, salivar, ladrar, hacer movimientos involuntarios, tener dificultades para respirar o respirar más deprisa. Esta fase puede durar entre uno y cinco minutos.
Tras la fase de crisis epiléptica, el animal queda inmovilizado y puede tener dificultades para levantarse. Al final de la crisis epiléptica, el perro suele estar cansado y puede tener mucha hambre o sed. Puede parecer desorientado y andar tambaleándose. También puede experimentar ceguera temporal. Esta fase puede durar unos minutos o varios días, dependiendo de la intensidad de la crisis.
Diagnóstico de las crisis epilépticas en perros
Las crisis epilépticas en caninos se diagnostican mediante un análisis de sangre. Este examen permite al veterinario comprobar si hay disfunción hepática o renal, infección, hipoglucemia u otras anomalías. El profesional también puede realizar una resonancia magnética, un electroencefalograma o un TAC para comprobar la actividad del cerebro y su estado general. Si ninguna de estas pruebas revela anomalías, es probable que el veterinario diagnostique epilepsia primaria.
Ataques epilépticos en perros: ¿qué tratamiento existe?
Al no existir una causa, desgraciadamente no es posible curar la epilepsia primaria. Sin embargo, se puede instaurar un tratamiento para reducir la intensidad, la frecuencia y la duración del ataque epiléptico. El tratamiento ayuda a aliviar la enfermedad y se administra durante toda la vida del animal, para que pueda llevar una vida en cierto modo normal.
El tratamiento de la epilepsia primaria contiene moléculas con propiedades sedantes. Estas moléculas suelen tener efectos secundarios como somnolencia, toxicidad hepática y debilidad muscular. Durante todo el proceso, el perro debe ser vigilado de cerca por el veterinario, que a menudo realizará análisis de sangre para comprobar su estado. Siguiendo el consejo de tu médico, puedes aliviar a tu mascota con plantas con propiedades sedantes. Puede ser una solución útil, sobre todo si tu perro no tolera bien la medicación. El tratamiento de la epilepsia secundaria es relativamente fácil. Lo único que tiene que hacer el veterinario es instaurar un tratamiento o realizar una operación para curar a tu perro.
¿Cómo pueden prevenirse las crisis epilépticas en los perros?
En realidad, los ataques epilépticos no pueden prevenirse. Sin embargo, puedes limitar los factores desencadenantes adoptando buenos hábitos cotidianos:
- Evita las situaciones estresantes, las fuentes de calor o la fatiga,
- dale a tu perro una alimentación sana y equilibrada a horas fijas,
- mantén a tu perro tranquilo,
Vigila los ataques de tu perro, anotando la duración, la hora y la fecha de cada uno, y fílmalos si es posible.
Durante el proceso de curación, administra el tratamiento de tu mascota sin modificaciones, sin omisiones, sin interrupciones y a horas fijas. Con Hola Mascotas, ahora ya sabes cuál es la mejor forma de tratar los ataques epilépticos en perros.
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