Todos sabemos que acariciar a un gato sienta bien. Es un momento que nos tranquiliza y relaja. Pero acariciar a tu gato tiene otro objetivo: ¡complacer a tu mascota! Y para ello, no debes hacer nada. Tu mascota es quisquillosa, y acariciarla de cualquier manera tendrá el efecto contrario y podrías ver cómo tu amigo de cuatro patas sale corriendo. Por eso es importante saber cómo acariciar a tu gato para conseguir un momento de unión que os haga felices a ambos.
¿Por qué acariciar a tu gato?
Ante todo, es importante saber qué significa un momento de caricias para un gato. Entonces será más fácil llevar a cabo este acto, muy a menudo totalmente espontáneo.
Crear una relación sólida
Como ya sabes, tu Michi es un poco independiente. Pero vive bajo tu techo y, por tanto, debe integrarse en la familia. Y acariciarlo es una excelente manera de hacerlo. Es la forma perfecta de demostrarle que quieres establecer una relación con él. Es una forma sencilla de demostrarle tu cariño.
Para un gato, cuando su dueño intercambia abrazos con él, es el equivalente del allogrooming, las sesiones felinas de lamido mutuo.
Este comportamiento es una forma de comunicarse. Cuando dos gatos se lamen, significa que hay un buen entendimiento entre ellos, que son amigos. Intercambian varias feromonas tranquilizadoras.
Por tanto, mimar a tu gato te permitirá entrar en su intimidad como amigo.
No envíes un mensaje contradictorio
Como sabes, tu gato puede ser un animalito muy complicado. La instauración de este intercambio amistoso debe hacerse según ciertas reglas, que son, en definitiva, muy lógicas.
En ningún caso debes obligar a tu gato a someterse a una sesión de caricias. ¿Quieres abrazarle? Está bien, pero no olvides que es un momento para compartir y que no debes forzar a tu mascota. Forzarla la desanimará. ¡No puedes forzar nada a tu gato!
Si es un gato que no te conoce, preséntate antes de acariciarlo. Es lo mínimo que puedes hacer. Extiende tu mano y deja que la sienta y te calibre. Él decidirá si quiere o no que le acaricies. Para ello, se acercará, frotará la cabeza contra tus dedos o incluso maullará. Si no responde, resiste y vuelve a intentarlo.
Si es tu gato, ya te conoce, así que no es necesario presentarte. Empieza con unas caricias suaves. Si acepta continuar, se frotará contra ti. Si no, se irá y tendrás que esperar a que acceda para iniciar una sesión de mimos. Forzar a un gato a abrazar y dar mimos envía un mensaje negativo.
¿Cómo demuestra un gato que quiere mimos?
También es posible que tu gato te pida mimos. Se acercará a ti y apoyará la cabeza contra ti, o puede que te toque con el hocico. El mensaje es claro: «acaríciame».
Este comportamiento te indica que tu bola de pelo quiere mimos y, aunque no tengas tiempo para ello, ¡no lo descuides! Esto sería muy frustrante para tu compañero que, para vengarse, ¡puede que no quiera ser acariciado durante mucho tiempo!
Si no tienes tiempo o ganas de enzarzarte en este intercambio, dale unas caricias para demostrarle que has recibido su mensaje y que respondes favorablemente. No le estás ignorando, sino que simplemente tienes otras cosas que hacer.
Acariciar a tu gato: consejos
Ahora es el momento de aprender a acariciar a un gato correctamente, porque no se hace de cualquier manera.
Receptores cutáneos
La piel de tu gato tiene receptores sensoriales simples. Pueden sentir cualquier caricia y distinguir entre una suave y una fuerte. Son capaces de traducir un mensaje a partir de la información que reciben, igual que nosotros. Por lo tanto, es importante enviar el mensaje correcto para que los mimos sean agradables para ambos participantes.
Áreas en las que centrarse
A tu gato le gusta que le acaricien determinadas zonas. Naturalmente, puedes pasar la mano por el lomo de tu gato para acariciarlo. Éste es un gesto perfecto para un gato al que no conoces bien.
Pero si tienes una relación verdaderamente amistosa con tu mascota, hay ciertas zonas que le darán más placer.
Es el caso de la parte inferior de su barbilla. Pasa tu dedo suavemente por debajo de su barbillita y probablemente obtendrás un profundo ronroneo como respuesta. Puedes variar las caricias en esta zona pasando el dedo justo donde la mandíbula se une con el cráneo. A Michi le encanta. Luego apretará la cabeza contra el dedo para demostrarte que le gusta.
Otra zona muy apreciada por los gatos son las orejas. Hay dos zonas especialmente importantes para acariciar: entre las orejas y detrás de las orejas. Los gatos aprecian especialmente que se les acaricie esa zona. Si lo haces bien, pronto oirás un ronroneo y tu mascota apretará la cabeza contra tu mano para demostrarte que eres uno de los suyos.
Pero no todo el mundo es experto caricias de orejas. Hay que combinar caricias suaves y fuertes con movimientos circulares (sobre todo detrás de las orejas).
Para variar los placeres, también puedes acariciar las mejillas de tu pequeño felino. Pasa suavemente el pulgar por la zona situada justo detrás de los bigotes (ten cuidado de no tocarlos directamente, ¡tu gato lo odia!).
Seguir compartiendo
¿Tienes tiempo para una verdadera sesión de mimos? Acariciar desde la frente hasta la punta de la cola también puede ser un verdadero placer para tu gato, siempre que lo haga una persona «aceptada«. Recuerda mantener la misma dirección de las caricias. Los gatos odian los gestos que les revuelven el pelo. Tu mascota también puede frustrarse si cambias la dirección de la caricia, aunque no le erices el pelo. A él le gusta de una manera, ¿por qué cambiar?
¿Zonas que deberías evitar?
Si se trata de tu gato y ya ha demostrado que le caes bien, no hay zonas que debas evitar, a menos, claro está, que le duela algo.
Si es la primera vez que acaricias a un gato, no le toques las patas ni la barriga. Son zonas reservadas a los amigos íntimos, sobre todo el vientre, que es una zona vulnerable.
¿A mi gato le gusta que le acaricien?
Ésta es una pregunta que a veces se plantea. Aunque los gatos son animales complejos, se expresan con claridad y te harán saber si lo estás haciendo bien.
Si ronronea, es que está contento. Si además mueve las caderas o la cabeza, está disfrutando de tus caricias. Cuanto más fuerte ronronee, más contento estará.
Pero no olvides que tu compañero puede cambiar de opinión. Puede hartarse rápidamente y querer irse. No le fuerces, estropearías este momento de unión. Si insistes, puede demostrarte que ya es suficiente.
Lo mismo ocurre si al gato no le gusta nada cómo le acaricias. Puede que notes que tiene las orejas bajas, que le vibra la cola o que se mueve mucho. También puede gruñir (¡ten en cuenta que esto no es un ronroneo!).
Déjalo en paz o puede sacar las garras.
El gato decide
A los gatos les gusta mantener el control incluso en los intercambios amistosos. Decidirá dónde prefiere que le acaricien. Se estirará hacia ti y también puede utilizar la cabeza para dirigir tu mano hacia donde él quiera.
También decidirá durante cuánto tiempo quiere mimos. Las investigaciones han demostrado que una sesión de mimos solicitada por un gato dura más que una iniciada por un humano.
A tu mascota le gusta que la acaricien, pero no le gusta que te excedas o intentes innovar. Si le gusta que le acaricien en una zona determinada, ¡no hace falta innovar! Simplemente complácelo acariciando esa zona y todo irá bien.
A algunos gatos no les gusta que les acaricien
¿Te has dado cuenta de que tu gato no te pide mimos o se aleja cuando quieres acariciarle? Esto no significa necesariamente que no le gustes. Algunos gatos tienen mayor o menor aversión a las caricias.
Suele tratarse de felinos que no han tenido ninguna interacción con humanos cuando eran bebés. Esto tiene que aprenderse y no es innato. El gato aprende a interactuar con los humanos durante un corto periodo de tiempo, entre las 2 y las 7 semanas. Si no se ha realizado este aprendizaje, al gato no le gustará que le acaricien. No es necesario forzarlo.
Algunos gatos simplemente toleran estas sesiones y lo hacen simplemente para complacer a sus dueños. Si el gato decide irse, no insistas. Ya ha hecho un esfuerzo y es suficiente, ahora quiere descansar.
Respetar a tu gato es lo primero que debes hacer para que la sesión de mimos sea agradable para ambos participantes.
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