Adivinar las emociones de un perro y descifrar lo que quiere decir a su dueño es un ejercicio muy difícil. Sin embargo, es importante saber si tu perro tiene miedo. Saber exactamente cuándo tiene hambre tu mascota, cuándo quiere jugar, cuándo está aburrida, cuándo está contenta o cuándo tiene miedo es fundamental para satisfacer sus expectativas de forma adecuada. Por lo tanto, para entender cuándo tu perro tiene miedo de alguien o de algo, primero debe ser capaz de leer las pistas de esta emoción en su actitud corporal. Y una vez que hayas confirmado que tu perro tiene miedo, tienes que encontrar una solución adecuada para calmarlo y darle confianza.
Reconocer los signos del miedo en los perros
Mientras que podemos reconocer fácilmente el buen humor de un perro por su excitación, estamos menos familiarizados con las señales de miedo en el mejor amigo del hombre. Algunos de estos signos aparecerán directamente en el cuerpo del animal, mientras que otros estarán relacionados con su comportamiento.
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Signos físicos de miedo
Hay muchos signos físicos de miedo en los perros. Responden a dos tácticas opuestas para luchar contra el enemigo y sobrevivir: la retirada y la defensa.
El primer tipo de demostración de miedo consiste en que el animal muestra signos de disfunción de su organismo. De hecho, en la naturaleza, para protegerse, el perro puede intentar hacerse pasar por enfermo. El atacante renunciará entonces a atacar, por miedo a contagiarse a su vez de la enfermedad. Así, un perro que jadea mucho, incluso que tiembla, que empieza a babear en exceso, que gime lastimosamente y que se lame compulsivamente los labios, puede indicar que tiene miedo. Un animal muy asustado puede incluso orinarse encima para disuadir a su enemigo de atacarle.
El segundo tipo de demostración de miedo en el perro lleva al animal a adoptar una actitud defensiva o incluso de ataque. En particular, para asustar a su agresor y ponerlo en fuga. El animal muestra entonces signos de vigilancia, echando las orejas hacia atrás, bajando la cola y erizando el pelo. Por ejemplo, como si estuviera dispuesto a abalanzarse sobre el objeto de su miedo. Las pupilas dilatadas, los ladridos y otros signos de agresividad, como los labios enrollados, también demuestran que el perro tiene miedo y está preparado para defenderse al menor movimiento sospechoso.
Actitudes temerosas del perro
Algunos perros reaccionan al miedo de forma incoherente e incontrolable, entrando en pánico por completo ante algo que consideran peligroso. Este pánico puede reflejarse en la necesidad de esconderse. De hecho, es habitual que los perros, sobre todo durante las tormentas y las tempestades, intenten protegerse refugiándose debajo de una mesa, de una cama o detrás de un mueble. El terror puede incluso llevar al animal a destruir piezas de las puertas. Lo hace para entrar en una habitación, con riesgo de herirse, para conseguir colarse en un espacio pequeño donde nadie lo encuentre.
Ante la imposibilidad de enfrentarse a su miedo, un perro también puede optar por huir lo más lejos posible de la fuente de su ansiedad. Un estallido (un disparo, un petardo, un trueno), la caída de un objeto pesado que provoque un ruido fuerte y repentino o una discusión entre sus dueños… Son situaciones que pueden asustar al animal y llevarlo a alejarse instintivamente de la zona de peligro. Entonces, el perro suele refugiarse en un lugar tranquilo y permanecer allí hasta que la situación se calme.
Mi perro tiene miedo, ¿qué puedo hacer?
Hay varias formas de tranquilizar a un perro asustado. Desde eliminar el objeto de su miedo hasta enseñarle a dejar de tenerlo en determinadas situaciones.
No transmitas tu propio miedo
Los perros son receptáculos de las emociones de sus dueños y a menudo reflejan esas emociones. Así, cuando un propietario está ansioso, transmite involuntariamente esta emoción a su mascota. Sobre todo por su comportamiento y su olor. El perro, a su vez, muestra signos de ansiedad. Así, un humano que tiembla con cada trueno, que teme llevar a su perro al veterinario o que teme hacerle encontrar otros perros, insinúa este pánico en su perro. Puede que él por sí mismo no lo haya sentido.
Así, para limitar las manifestaciones de miedo en tu perro, el amo debe conseguir primero canalizar sus propios estados de ánimo. Sobre todo porque el miedo transmitido al perro por el dueño se redistribuirá en el humano. Esto provocará aún más ansiedad y así sucesivamente, dando lugar a un círculo vicioso.
Poner al perro en un lugar seguro
Un perro que tiene miedo puede volverse violento con sus compañeros, con su amo y consigo mismo. Especialmente si se siente atrapado en un espacio peligroso o con alguien que le da miedo. Castigar o reprender a tu mascota es inútil. Dirigido únicamente por su instinto de supervivencia, el animal ya no es capaz de reaccionar de forma coherente e inteligente.
La mejor respuesta al miedo de un perro es dejarle hacer lo que quiera. Siempre que no amenace con atacar a nadie, por supuesto. En efecto, si está atado o si se siente constreñido, al intentar protegerse, puede volverse agresivo y hacerse daño luchando, por ejemplo. Aislar al animal en una habitación de la casa a la que esté acostumbrado y en la que se sienta seguro le permite calmarse por sí mismo. Escondiéndose en un rincón que ya ha sido visto o refugiándose en su cesta.
Cómo calmar a su perro en una situación de miedo
Aprender a calmar a tu perro es la clave para ayudarle a combatir su miedo. Sean cuales sean las circunstancias y las causas de esta fuerte ansiedad. Sin embargo, aunque la idea es bonita, no siempre es fácil tener éxito. En efecto, para obtener tal resultado, primero es necesario conocer perfectamente las principales fuentes de ansiedad de tu mascota y saber cómo hacerla obedecer cuando se desencadena el miedo.
Dar a su perro un tratamiento calmante ayuda a reducir el miedo de forma eficaz. Especialmente cuando su miedo es demasiado fuerte e imposible de detener, poniendo en peligro su salud o su vida en la comunidad. Un veterinario puede prescribir complementos alimenticios, gránulos homeopáticos u otros. Esto es para aliviar al animal durante períodos particularmente difíciles. Por ejemplo, durante una mudanza o en previsión de un viaje especialmente largo. Por lo tanto, esta solución es sólo temporal y no cura los temores profundos del animal.
Para los perros muy frágiles, que han sufrido grandes traumas, por ejemplo, existen terapias conductuales. Durante las sesiones con los profesionales, el animal aprende a canalizar sus ansiedades. También aprende a reaccionar de forma constructiva ante las situaciones de opresión. Los perros traumatizados y muy tímidos pueden superar sus miedos de esta manera.
No hay una raza de perro que sea más miedosa que otra, todo es cuestión de educación. De hecho, un perro de caza acostumbrado a acompañar a su amo durante la cacería seguirá siendo insensible a los disparos. En cambio, una mascota que sólo pasea por las aceras de una gran ciudad tendrá más probabilidades de asustarse con un trueno. Así pues, la educación del perro es de gran importancia para su aprehensión del mundo exterior. Pero también en sus reacciones ante situaciones que le parecen insólitas. Y, por tanto, potencialmente peligroso. Acostumbra a tu perro a conocer a otros perros desde los primeros meses. Entrar en su habitáculo e interactuar con otros humanos es esencial. Estos encuentros y estas situaciones le permiten tener confianza en su entorno. Esto le ayudará a distinguir entre lo que es normal y lo que es anormal.